A la ermita de La Espelunga desde San Beturián


Asi de espectacular es la ermita de La Espelunga, en el Sobrarbe.

El monasterio de San Beturián, o de San Victorián en castellano, es el más antiguo de la península Ibérica. Situado en el Sobrarbe a escasos kilómetros de Aínsa, fue fundado en el siglo VI con el nombre de San Martín de Asán.
Ya hace dos años que estuve por esa zona e hice una excursión preciosa que tiene su base en este monasterio románico: la subida hasta la ermita de La Espelunga, edificada en el lugar donde según parece residió como eremita el santo italiano Victoríán entre los siglos V y VI, quien le da nombre al monasterio. Llevaba desde 2010 dándole vueltas a escribir un post contando aquellla caminata de unas tres horas entre ida y vuelta y por una cosa o por otra lo había ido dejando, pero esta vez ya no lo voy a retrasar más...
"Sicilia, 1927..." (ahora poned todos cara de flashback). El puente de la Constitución de hace ya tres años lo pasé en un pueblico del Bal de la Fueva en una casa rural que os recomiendo: O Chardinet da Formiga. Es un sitio muy, muy bonito y sus propietarios son un matrimonio catalán majísimo que ha metido una chispa de vida con su alojamiento rural y sus dos hijos en el pequeño pueblo de Charo, a la vista de Tierrantona.
Era obligado hacer una excursión al monasterio de San Beturián, aunque en aquella época no se podía visitar. Estaba en plena restauración y todavía no se había vuelto a abrir; ahora sí es posible visitarlo (El Monasterio de San Victorián muestra su rico patrimonio a los visitantes, mayo 2012), así que dimos una vuelta por la parte exterior del recinto y vimos el punto de partida del camino de la ermita de La Espelunga. Nos pareció buena idea acercarnos hasta esa ermita troglodita de la que habíamos estado hablando el día anterior durante la cena con otros huéspedes de la casa rural.
El camino empieza entre prados, sin mucha pendiente y ninguna dificultad. Tan sencillo es que lo hicimos con un ligero calabobos, protegidos por dos buenos paraguas de pastor, de esos bajo los que te puedes echar a dormir y no se te salen los pies... A los pocos minutos se llega a una construcción del siglo XVII: la ermita de San Antón. Es de forma rectangular y toda de piedra, también el tejado.

Ermita de San Antón. (Foto: http://www.elpueyodearaguas.es)

A partir de ese punto el camino se empina y se mete en un bosque muy chulo, que en la época en la que caminamos por él todavía tenía algunas setas y unos colores de final de otoño realmente espectaculares. Después de un rato entre los árboles se llega a una zona de paredes de roca, donde el sendero va ganando altura rápidamente en zig-zag, hasta llegar a un viejo corral de piedra abandonado, adosado a una gran mole pétrea vertical. Una vez allí quedan 10 minutos escasos para llegar a la ermita.
Tras dejar atrás el corral semiderruido, llegamos al punto de la subida más complicado, con el sendero trepando por los riscos y con un poco de patio. Si sufrís de vértigo no os lo recomiendo, aunque para cualquier senderista medianamente cuidadoso no tiene absolutamente ningún peligro. La vista desde allí es realmente espectacular, es la foto con la que he comenzado el post.
Se llega a la ermita a través de un camino que deja a la derecha la antigua casa de los ermitaños. Es una construcción de tres pisos de la que sólo quedan las paredes exteriores: el tejado y la separación entre las alturas del edificio han desaparecido. No obstante, el interior está totalmente limpio y despejado, parece que han hecho una buena labor de retirada de escombros.

El camino de acceso a la ermita fotografiado desde su entrada. A la izquierda de la foto está la casa de los ermitaños a la que me refería en el texto.
La entrada de la ermita está protegida por una puerta metálica, sin candado (o al menos no lo tenía en 2010), pero con cerrojo, para que no puedan entrar animales grandes.
La foto es bastante mala, pero se puede apreciar la gran cavidad que se abre por encima de la zona del altar, perdiéndose el techo de la ermita en la gruta.
Esta foto está sacada desde el altar de la ermita. Estaba recién restaurada, con las paredes perfectamente encaladas. Supongo que con el paso del tiempo habrá ido perdiendo algo de lustre, aunque no de belleza.
Y poco más que contar. Os dejo con una de las fotos del Bal de la Fueva cubierto de niebla que tomé durante la subida. Os invito a recorrer este camino: tenéis todas las indicaciones necesarias y el track de GPS en la web Senderos de Aragón.

El Bal de la Fueva está entre la primera y la segunda crestas. En la primera se levanta el Muro de Roda, un castillo medieval edificado cuando Sobrarbe todavía era independiente del recién creado Reino de Aragón. Otro buen lugar para visitar.
¿Os ha gustado este post? Os invito a echar un vistazo a otros posts sobre senderos que he ido publicando en mi blog: Educación para la prevención de incendios forestales en Aragón, Una noche en el refugio militar López Huici o Las saladas de Sástago y Bujaraloz. ¡Que los disfrutéis!