Al Lanuza de verdad se lo tragó para siempre el pantano

Aquí se quedó el verdadero pueblo de Lanuza, en el recuerdo de los que fueron sus habitantes. Nunca volvió a salir del pantano que se lo tragó en 1980, y allí sigue. Lo que se ve ahora es otra cosa, son casas levantadas sobre las ruinas viejas que intentan remedar un pueblo. Mi respeto para los capezutos que lucharon y consiguieron recuperar las casas de sus padres. Y mi desprecio profundo y avinagrado para los aprovechados que han convertido Lanuza en una ciudad de vacaciones.
Este fin de semana del 27 y 28 de julio se ha echado el cierre a la edición 2013 del Festival Pirineos Sur, el evento que año tras año pone en el mundo a dos pequeñas localidades del Pirineo oscense: Sallent de Gállego y Lanuza, en la cabecera de la Bal de Tena. El escenario flotante de Lanuza, sobre las aguas del embalse que obligó a los vecinos a marcharse en 1978, es un lugar impresionante para ver conciertos y el festival llena de vida Sallent durante las semanas en que tiene lugar.
Fijaos que he dicho "llena de vida Sallent" y no Lanuza, porque a pesar de que nos llevan vendiendo a través de los medios de comunicación que Lanuza es un pueblo recuperado de la ruina tres décadas después de que todos sus habitantes fuesen desalojados para anegar sus tierras, eso queridos amigos es una burda manipulación de la realidad. O más bien una cruel mentira.
Lanuza ya no es un pueblo, es una urbanización. Está sobre las ruinas de lo que un día fueron las casas de los orgullosos montañeses: agricultores, ganaderos, artesanos... Pero ahora las construcciones son meras caricaturas de lo que fueron, llenas de flores las ventanas como si estuviésemos en un partio cordobés (que son preciosos, claro, pero eso aquí no pega ni con cemento-cola), con las fachadas de piedra y los contraventanos de madera recién barnizada, que sólo echas en falta un par de figurantes vestidos de joteros para completar una postal totalmente artificial.
Junto a las aguas del pantano todavía resiste una casa entera, otro par que se espaldaron y espaldadas siguen, y una más en la calle de la escuela que reparada conserva su aspecto original, sin balcones llenos de maceteros con geranios rojos como el resto de lo que un día fue un pueblo. Su visión, como gigantes pétreos malheridos que el tiempo acabará por borrar hasta del recuerdo, oprime el corazón. A mí, al menos, me lo oprime...
Esta casa sigue aguantando junto al pantano de Lanuza, sola, contra el agua y el tiempo.
Una de las casas espaldadas muy cerca del agua. Esta ya no hay quien la levante...
Separada de la anterior por una calle, otra de las viejas casas que está a medio caer.

La misma casa de la foto anterior, pero vista desde el otro lado. Detrás se ve la reconstrucción del antiguo Lanuza, muy diferente de lo que serían las casas tradicionales del Alto Aragón. Es un pueblo de veraneo, de segundas residencias.
Esta es la única casa original que sigue tal cual, en la calle de la escuela. Ni contraventanos recién barnizados ni fachada de piedra nueva. Una casa de la montaña de verdad.
Caminas por donde hace 40 años pasaban el ganado, los carros y algún que otro seat 600 y ves los nuevos negocios que han florecido: un hotel, un restaurante de postín... Pero no hay "habitantes", sólo hay "veraneantes", incluidos los hijos y nietos del lugar, eso sí, que reconstruyeron las casas familiares y las convirtieron en segundas residencias. Mi más profundo respeto por ellos, pero mi absoluto desprecio hacia los especuladores que aprovechándose del esfuerzo de los capezutos (así parece que llamaban a los de Lanuza) y del boom urbanístico han llenado el entorno de las viejas calles de edificios de apartamentos y de adosados que están a medio vender y en algunos casos a medio acabar. Sólo tenéis que mirar las fotos para ver que no miento...


Valga este pie de foto para las tres anteriores: esto es lo que ha dejado el boom urbanístico en Lanuza. Adosados a medio acabar, un mamotreto de apartamentos que da mala gana... Esto no es recuperar un pueblo abandonado, no señor.
Así que si buscáis un centro de vacaciones en la montaña, situado en un marco idílico y con todas las comodidades, Lanuza entra en esa categoría, como Morillo de Tou, Ligüerre de Cinca u otros muchos lugares del Pirineo aragonés. Pero si buscáis un pueblo en el que se siga viviendo "de verdad" es mejor que escojáis otro destino... Por ejemplo Sallent, que está bien cerca, ha sabido subsistir primero y después crecer al abrigo del turismo de invierno y de verano y, cuando no hay ni esquiadores ni veraneantes como yo, es un precioso pueblo.

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