El Camino de Santiago, el Camino del Cid, la Ruta del Santo
Grial, la GR 11, la GR 15, la GR 99… y así hasta 2.389 km de senderos
señalizados en Aragón. Desde las cumbres del Pirineo hasta las sierras de
Teruel, desde la alta montaña a los recorridos culturales, a pie, a caballo o en
bicicleta, nuestra tierra apuesta por el turismo tranquilo, de naturaleza y
cultural, consiguiendo que estos senderos den a conocer zonas de gran atractivo
que, de otra forma, quedarían en el olvido.
Y hay algo que demuestra la clara voluntad del ejecutivo
aragonés actual por apostar por este tipo de turismo: el 89 % de los
expedientes de autorización de estos senderos se han aprobado durante 2016,
según un comunicado de prensa del Gobierno de Aragón. En muchas cosas no estaré de acuerdo con
este Gobierno, pero aquí me quito el sombrero. Andábamos ya muy sobrados de
abominaciones como la caza o de tanto esquí, que parecía que no hubiese otra
cosa.
Además, no se ha tratado de un brindis al sol, porque se han
invertido más de un 1,15 millones de euros en la adecuación y creación de
senderos. Y sí, se trata de una inversión, no de un gasto: ya os conté en el
post Aragón apuesta por el turismo sostenible, que publiqué en febrero de este año, que
la Federación Aragonesa de Montañismo había elaborado un informe en el que
mostraba que el senderismo genera 158 millones de euros al año en nuestra
comunidad autónoma.
Los senderos culturales y naturales como motor económico del medio rural aragonés
Un millón y medio de senderistas, nada más y nada menos, se
mueven por las casi 300 rutas señalizadas que tenemos en Aragón, gastando unos
60 euros por persona y visita y generando un valor añadido bruto anual de 158
millones de euros.
Si miras dos párrafos más arriba podrás hacer una cuenta muy
simple: el retorno de la inversión en senderos es de más de 100 euros por cada
uno invertido. Y, además, se respeta la naturaleza y se lleva turismo a zonas
rurales, que bien que lo necesitan para no acabar vacías de gente.
¡Nos vemos por los caminos!