Zaragoza “la Chica”, un ejemplo a seguir por Zaragoza
Zaragoza “la Chica” es el sobrenombre de Urriés, un pueblo
con medio centenar de habitantes en las Altas Cinco Villas que acaba de poner
en marcha un pequeño parque fotovoltaico que provee de energía eléctrica al
pueblo para todos sus servicios comunes y a los vecinos… gratuitamente.
Leí la noticia el otro día en la web de El Español, el medio de comunicación que está
dirigiendo actualmente Pedro J. Ramírez (sí, el primer director de El Mundo).
No me pilló de sorpresa, porque sabía del proyecto de primera mano: tengo la
suerte de conocer Urriés y a su alcalde, Armando Soria, un tipo que no te deja
indiferente por sus ganas de trabajar por su pueblo de adopción y su capacidad
para imaginar cosas nuevas que han hecho que la población de Urriés se haya
doblado desde que sus vecinos lo eligieron por primera vez en 2015.
Armando es de Zaragoza y “aterrizó” en Urriés un poco como
agostero en 2008. Pero ahora vive en cuerpo y alma para esta preciosa localidad
del Prepirineo y ha conseguido poner en marcha (y mantener, que eso es todavía
más complicado en la España rural) varios proyectos que han puesto al pueblo en
el mapa de España, como el Congreso de Periodismo y Repoblación, que ha
celebrado ya cuatro ediciones y va a por la quinta. Si queréis saber más de
Urriés, no dejéis de seguir el blog donde se van relatando sus avatares, que lo vais a flipar, os lo aseguro.
¿Por qué digo que Zaragoza “la Chica” es un ejemplo a seguir por Zaragoza “capital”?
Zaragoza “capital” debería fijarse en lo que está pasando en
Urriés. Mientras en Zaragoza nos liamos la manta a la cabeza plantando árboles
y se nos llena la boca con eso de “El bosque de los zaragozanos” (que no digo que sea una mala idea, ojo),
tenemos muerta de risa una obra hidráulica que en su día se diseñó para
producir energía hidroeléctrica para la ciudad: el azud del Ebro.
Cuando se inauguró como obra de acompañamiento de la Expo
2008 ya tendría que haber tenido una turbina, proyecto que se quedó en nada con
la llegada de la crisis del ladrillo. Pero es que en 2014 volvieron a marear la
perdiz con la instalación de un sistema de producción de energía eléctrica “pionero”,
decía la noticia, que ha vuelto a quedar en nada.
Creo que el Ayuntamiento de Zaragoza, al precio que va “la
luz”, debería plantearse invertir en esta instalación, que actualmente solo es
una barrera de hormigón para el río, y ponerla en funcionamiento como
productora de electricidad y abaratar la factura de la luz de los zaragozanos y
zaragozanas. Hasta, fijaos qué idea más loca, poner placas solares en los
tejados de todas las instalaciones municipales, anda que no hay hectáreas
disponibles. No es una quimera, en otras ciudades como Barcelona ya se hace en
diversas zonas. Pero, claro, esto de Barcelona es cosa de independentistas
rojos y perroflautas, no de gente de orden y patriotas… (entiéndase la ironía).
No hay dineros en Zaragoza para construir una segunda línea de tranvía, medio de transporte no contaminante y de alta capacidad, o una central hidroeléctrica en el azud del Ebro, que podría hacer que los habitantes de Zaragoza pagasen menos en su factura de la luz. Es mucho mejor para la ciudad construir un estadio de fútbol y rezar a la Virgen del Pilar para que nos traiga una final de la Champions una vez cada 30 o 40 años y seis partidos de la fase de grupos de un Mundial, si se lo dan a España, claro. Para darle circo a la masa, como en Cesaraugusta, hay dineros de sobra. ¿A que sí?